Ese sueño que se fue por el agujero del bolsillo
(idóneo túnel para perder llaves, monedas)…
Aquella ilusión que dejamos olvidada en un banco.
Esperábamos el autobús y, cuando llegó, ya sólo pensamos en subirnos.
De modo que allí se quedó, con el paraguas.
Esa esperanza o boli,
ese anhelo o carnet,
que imposiblemente se perdieron, se borraron,
se los tragó la tierra.
Por todas partes buscamos pero no aparecieron…
Lo que fuimos perdiendo también nos esculpió,
y ahora somos también lo que echamos en falta.
Ahora somos también
(también o sobre todo) aquello que
perdimos.
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5 comments:
Muy sentido poema. Gracias por compartirlo.
Gracias a ti, Yahaira, por tu visita. Siempre es motivo de alegría. (Y bonitas imágenes las de tu blog).
Hay cosas que perdimos y cosas que nos perdieron, o incluso que nos echaron a perder.
Código binario. O sí, o no. Los depende, los ya veremos, son un no que llega a destiempo.
A veces las tres cosas: perdimos un amor y el dolor nos perdió y nos echó a perder para otros.
Gracias, Nán. Es como una paradoja. Estamos hechos de aquello que perdimos. No solamente, pero también, estamos hechos de vacíos, de mermas, de hendiduras...
Sí, pero está bien no darlo por supuesto. Decirlo todo.
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