Sunday, January 10, 2010

Bruma

El día que la espesa niebla se disipe todo lo ilógico
mostrará su sentido,
se aclararán por fin
las causas de las causas,
se explicará
el porqué de todo lo insondable,
los engranajes del azar y del absurdo.

Será como meterse dentro de otra mente,
como una piedra a la que le fuese implantado el cerebro de un hombre,
o como un árbol al que brotaran, de pronto, ojos entre sus ramas.
Algo así como eso. Algo así debe ser.

El día que la niebla al fin se desvanezca
yo no estaré ya aquí.
No podré contemplar el campo despejado,
el mundo ya sin bruma.
Me gustaría tanto verlo...
Pero no. La claridad no fue hecha para nosotros.
Como todos, me marcharé sin presenciarlo. Ese día no
amanecerá para mí.
Dejaré esto antes de la gran lucidez.
Me iré de aquí brumoso y rodeado de
niebla.

2 comments:

Isabel Martínez Barquero said...

Nuestra existencia es bruma, niebla que nos envuelve. De tanto en tanto, una luz brilla entre la espesura blanca.

saiz said...

Gracias, Isabel. Hay una canción de "Fito y Fitipaldis" (me gustan las letras de este grupo musical porque entre ellas hay escondida mucha poesía) que dice

"Puede ser que la respuesta sea no preguntarse por qué".

Y probablemente esté en lo cierto: ante la imposibilidad de conocer el sentido del Todo (suponiendo que exista), tal vez lo mejor sea no preguntarse por ello, no planteárselo: Vivir la vida sacándole todo el partido posible y sin dañar a nadie, y no querer ahondar más.

Pero, aunque uno se lo proponga, parece difícil no hacerse a veces, incluso involuntariamente, algunas preguntas, aun a sabiendas de que no tienen respuesta.