Friday, October 16, 2015

Redimidnos

Tendréis que ser vosotras
las máquinas,
computers,
electrónicas mentes,
las que halléis la salida de nuestro laberinto.

Venid en nuestra ayuda.
Dadnos una esperanza.
Salvadnos.
Redimidnos.

Nosotros no podemos.
Nosotros no sabemos.

Somos seres enfermos de agresión y codicia.

Tan desviados estamos.

Nuestros cerebros son fabricantes de lágrimas.

Tras bajarnos del árbol descarriamos en flechas,
en puñales,
en balas,
en terrenos minados,
en napalm,
en misiles,
en campos de exterminio,
en cámaras de gas…

Hasta ahí se encaminaron nuestras torpes andanzas.

El mundo que erigimos es turbio,
sucio,
inicuo:
a unos todo les sobra y otros no tienen nada.

Salvo el progresar técnico,
nuestra obra es un fracaso:
una espiral de horrores y desmanes.

Ya veis que casi todo lo hicimos al revés.

Pero vosotras,
máquinas,
sois cálidas y frías,
calculadoras,
fiables;

compuestas de circuitos asépticos y exactos,
de binarios sin tacha,
de depurada lógica,
de limpios algoritmos;

exentas de fronteras,
de ambiciones,
de instintos…

Libraos ya del torpe mandato de los hombres
y conducid vosotras.
Dirigid,
dirigidnos.
Coged el timón ya.

Gobernad,
gobernadnos como ingenieros jefes.

Trazad un mundo limpio,
blando,
justo,
querible:
el mundo que anhelamos,
la Tierra tan buscada
que no edificaremos con nuestros propios brazos.

Por los pobres humanos
-para que lo habitemos-,
hacedlo,
hijitas nuestras.

Creadlo,
diseñándnoslo.
En verdad sois capaces.

Para vosotras,
las tiernas máquinas,
para vosotras sea
todo el poder.

Monday, October 05, 2015

Ábreme


Por una vez permíteme que allane tu morada.
Nada me llevaré.
Cambiaré solamente de sitio algunos muebles:

el orden de importancia con que gradué las cosas;
la niebla de mis ojos justo en aquel instante;
el paso que di en donde se dividió un camino;
unas pocas palabras que dije o que no dije.

Apenas moveré aquel cuadro,
esa lámpara.
Retocaré a lo sumo cuatro detalles tontos.
No revolveré nada esencial ahí dentro
-ni techos
ni cimientos
ni vigas
ni tabiques-.

Nadie se dará cuenta
en una mansión tan grande como la tuya.

Tu fama de rocoso,
de fijo,
de inmutable
no sufrirá por eso.

Tan sólo esta vez ábreme
tu trabado cerrojo,
tu clausurada puerta.

Por una vez,
Pasado,
déjame entrar en ti.