Monday, October 05, 2015

Ábreme


Por una vez permíteme que allane tu morada.
Nada me llevaré.
Cambiaré solamente de sitio algunos muebles:

el orden de importancia con que gradué las cosas;
la niebla de mis ojos justo en aquel instante;
el paso que di en donde se dividió un camino;
unas pocas palabras que dije o que no dije.

Apenas moveré aquel cuadro,
esa lámpara.
Retocaré a lo sumo cuatro detalles tontos.
No revolveré nada esencial ahí dentro
-ni techos
ni cimientos
ni vigas
ni tabiques-.

Nadie se dará cuenta
en una mansión tan grande como la tuya.

Tu fama de rocoso,
de fijo,
de inmutable
no sufrirá por eso.

Tan sólo esta vez ábreme
tu trabado cerrojo,
tu clausurada puerta.

Por una vez,
Pasado,
déjame entrar en ti.


2 comments:

Agridulce said...


Es verdad: el pasado siempre blindado, siempre acorazado, siempre imposible e inaccesible de penetrar en él. Siempre incambiable, siempre inmodificable... Con lo que nos gustaría cambiar cosas de allí !!!

saiz said...

Tú lo has dicho, Agridulce. Y ni siquiera una vereda o un vericueto para hurgar un poco (para bien) ahí dentro.