Tuesday, May 19, 2015

Y entonces cantó un gallo

En el 2500 no son los hombres-máquinas propensos a emociones.

Aun así un hombre-máquina ha leído ese pasaje
en que en tres ocasiones Pedro niega haber sido amigo de Jesús.
Entonces canta un gallo y las lágrimas ruedan por la cara de Pedro.

“Y lloró amargamente”
(lo dice así el relato,
 puede que “lloró” a secas no describiera bien).

Y aunque los hombres-máquinas son fríos y circunspectos,
al leer ese episodio se alteran o saturan sus conexiones híbridas.

Las veces que fue amado y no devolvió amor.

Las veces que no estuvo al nivel de sí mismo.

Las veces que fue infiel,
que engañó o traicionó.

Culpas y deslealtades del siglo 26...

No llora el hombre-máquina
(no tiene el cibercuerpo glándulas lacrimales)

pero algo se revuelve,
quiere ser derramado de esos visores que hay
en el hueco donde antes se insertaban los ojos.