Thursday, October 09, 2008

Nunquidad

Arderán músculos
tendones
huesos
sangre coagulada
redes neuronales
y una parte se hará ceniza
químicamente sulfato de calcio
polvo será
muerto
no enamorado
y otra parte se hará volátil
como el oxígeno el neón el gas butano
y desde el crematorio se expandirá a la atmósfera
otra forma
otra materia
y eso fue
(adiós conciencia adiós)
eso fue todo
no parece haber más
pero cabe la duda
la intriga
como esas películas con finales abiertos
como esas tramas que el guionista
(un guionista imperfecto,
por su obra superado)
no supo cerrar.

10 comments:

Anonymous said...

el noticioso "hallado un cuerpo sin vida"... y mutará la materia haciendose pensamiento hacia una nueva experiencia, porque todo lo eterno es inexistente.

P.D.: isi, cielo, todo menos machacar mi poema, es amor verdadero no farolero, ese si desaparece.

indecible said...

Después de vivir seremos gas y ceniza. Eso parece claro. Pero antes de vivir (o sea: antes de nacer), ¿qué eramos?

saiz said...

Sandra, lo que dices de "todo menos machacar mi poema" no lo entiendo bien. Lo de "amor farolero" es la primera vez que lo oigo, y tiene gracia. Con mi agradecimiento siempre por tu visita [Habiendo cientos de miles -quizá millones- de blogs en la Red, siempre es motivo de gratitud que alguien visite precisamente éste].

Indecible: no sé dónde estábamos antes de nacer. ¿Lo sabes tú? Sólo se me ocurre que, al menos corpóreamente (o sea, en lo que atañe a la materia), éramos esos seres -vegetales o animales- que, durante nuestra gestación, ingirió nuestra madre. Suena prosaico pero supongo que eso nos formó y por tanto eso fuimos, materialmente, antes de nacer.

Anonymous said...

El poema de quevedo me parece una sublimación poética, más aún en cuanto a su contenido, porque el deseo está por encima de la materia, no entiende esa limitación.

Lo de amor farolero-amor verdadero es una cita del cuento de la princesa prometida, famosa es la película de robin wright, pero más lindo el libro.

te pido disculpas isi, si te he podido causar enojo, no era mi intención, me gustan tus poemas y es un placer leerte.

Lo demás, el antés y el después, es muy largo y complejo de explicar, quizás reflexionar algo tan sencillo como "la energia ni se crea ni se destruye, se transforma".

saiz said...

Ahora entiendo lo que querías decir. El poema de Quevedo es muy conocido. Lo transcribo:

“Cerrar podrá mis ojos la postrera

sombra que me llevare el blanco día,

y podrá desatar esta alma mía

hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esa otra parte en la ribera

dejará la memoria, en donde ardía:

nadar sabe mi llama el agua fría,

y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,

venas, que humor a tanto fuego han dado,

médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;

serán ceniza, mas tendrá sentido;

polvo serán, mas polvo enamorado.”

Yo creo que Quevedo, al escribir “polvo enamorado”, no se refería precisamente al aspecto material, al polvo como sustrato físico integrado por moléculas y átomos, que es a lo que alude el poema de la Entrada.

He leído que ese polvo o ceniza, analizado químicamente, es sulfato de calcio. ¿“Sulfato de calcio enamorado”? (No, claro, el amor no aparece en el análisis: no tiene composición, ni formulación química, ni estructura molecular. No está incluido en la tabla periódica de los elementos).

Pero no pretendo reducir nada al absurdo. Las palabras de Quevedo son grandes, y todos sabemos qué quiere expresar. No se refiere obviamente al polvo como residuo, como conjunto de partículas sólidas materiales y tangibles que resultan de la putrefacción del cuerpo. Se refiere a otra cosa.

Se refiere a que hay amor después de la muerte, porque el amor de los que amaron pervive, después de morir el amante (o amador), en la conciencia de los que siguen vivos. Y porque, si quien muere es la persona amada, se la puede seguir amando después de muerta. (De hecho es lo habitual).

Otro autor (Ángel González) lo resumió en una frase:

“Y mi amor, ya sin mí, te amará siempre”.

En particular, a mí me llama la atención que el odio hacia otra persona muere cuando esa persona muere, pero en cambio el amor sigue vivo (e incluso creciendo) después de la muerte del ser amado.

saiz said...

Acabo de hacer el comentario y me doy cuenta de que la cita de Ángel González no es correcta. La frase exacta es:

"Este amor, ya sin mí, te amará siempre".

indecible said...

Isidro, por todo lo que dices y por cómo lo dices tu último comentario merecería ser una entrada. Te aseguro que a partir de ahora no podré releer esta posesía de Quevedo sin acordarme de tus reflexiones.

Anonymous said...

reitero mis disculpas, claramente he caido en una confusión, pensé que un poema era comentario del otro, quizás por las palabras clave de polvo enamorado, y el nombre del poema "amor más allá de la muerte".

quevedo sentia pasión con una intensidad más allá del cuerpo y su limitación, en su caso además era no correspondido. No creo que de otra manera se pueda escribir algo tan inmenso.

gracias por la aclaración.

Anonymous said...

Me estáis recordando tanto a ese de Bécquer que dice:
Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida, [muerte]
¿ sabes tu adonde va ?
Celia.

saiz said...

Hola, Celia. Por raro que parezca, no había leído tu comentario hasta hoy. Siento no haberte contestado antes. Bécquer fue el primer poeta que leí, el primero que me hizo sentir la alegría de la emoción hecha palabras. Era un libro de tapas verdes, que contenía una selección de sus Rimas. En aquella época, o sea cuando yo tenía 9 ó 10años, el poema que más me gustaba era el de las golondrinas. Hoy no lo siento igual, pero ¿quién soy yo ahora para enmendar al yo que era entonces? De todos modos me han entrado ganas otra vez de abrir las Rimas y dejar que regresen, como volvían en aquel poema, las oscuras golondrinas, las tupidas madreselvas, las palabras de amor... Sí, Bécquer y sus palabras de amor...