Saturday, March 01, 2008

Cuéntame

abuelo Cebolleta cuéntame batallitas
descríbeme esos muertos que quedaban tumbados
con los vientres abiertos
las heces rebosadas
y no olvides hablarme
del olor a cadáver
de las moscas azules posadas en los ojos
del miedo en las trincheras
los brazos amputados
la metralla en las piernas
las cuencas
los muñones
qué historias tan bonitas y tan emocionantes
no te hagas de rogar
abuelito
abuelito
cuéntame tus batallas

4 comments:

Anonymous said...

Dios Santo, Isidro. Menos mal que mi abuelo se calló esos detalles morbosos sobre los muertos que vió en la guerra y yo tampoco pregunté; ni se me ocurrió pensar en ello, esa es la verdad. Bastante tuve con verle la cara cuando nos contaba alguna cosa, más bien pocas, del sufrimiento de ambos bandos durante la contienda (hablo de la guerra civil, la única en la que estuvo) y el desconocimiento de si acabó con alguna vida. No hacían falta más detalles.
Un abrazo.
Cloe

saiz said...

Gracias, Cloe. Lógicamente el texto está cargado de ironía, y espero que esto se perciba con claridad.

A mí me llama la atención, y me parece muy obscena, la mitificación de la guerra que a menudo se aprecia en leyendas, narraciones, películas, etc, cuando todo el mundo que ha ido a una guerra sabe que es la mayor monstruosidad que puede contemplar el ser humano.

Por eso, como digo, me sorprende que desde la Ilíada de Homero o los romances medievales (el cantar de Mío Cid, por ejemplo) hasta las modernas novelas y películas bélicas, ofrezcan una pretendida cara amable o emocionante de la guerra. Es posible que en las guerras (como en los terremotos, inundaciones, catástrofes en general) salgo a relucir lo peor y también lo mejor de cada uno (el valor o el heroísmo). Pero no creo aceptable que se destaque sólo esto último frente a la sordidez, bestialidad y degeneración que toda guerra comporta.

Anonymous said...

Sí, Isidro, se aprecia perfectamente la ironía, y tienes mucha razón, aunque yo lo tomé por otro rumbo. A veces, cuando alguien va a contarme algo, añade unos detalles escabrosos que para mí sobran, porque bastante horroroso es el hecho en sí. Y no me resulta agradable escuchar ciertas cosas demasiado explícitas, aunque sé que son verdad, bastante es que me lo imagine. Por eso, pensé que hablabas del morbo que sienten algunas personas ante hechos horribles. Ahora sé que me equivoqué (imagínate una cara colorada).
Un abrazo.
Cloe
Cloe

saiz said...

No tienes que disculparte, Cloe. El poema es sólo lo que dice a alguien, lo que le sugiere. Lo que te ha dicho a ti, eso es lo único que cuenta. Además, hay algo de eso también en el mensaje: el morbo por el sufrimiento, como si tuviera algo de valioso. Yo creo que el dolor siempre es obsceno, salvo que sea necesario para evitar otro dolor más grande. Deleitarse en el dolor es, a mi modo de ver, enfermizo. Incluso aunque no se actúe para producir dolor, aceptar como natural que el dolor se cause en aras a una finalidad pretendidamente artística o de belleza plástica, me parece inaceptable.

En cuanto a quienes han participado en una guerra, yo no he hablado con muchas personas, pero creo que generalmente la visión que tienen es absolutamente crítica. No obstante, es verdad que hay veces en que los mismos que han intervenido en la guerra tienen una visión positiva, como si hubiera valido la pena. Y ello a pesar de que, sin duda, esas personas han contemplado cadáveres, destrucción, saqueos, amputaciones, etc. En esto coinciden con cierta literatura épica, que a lo largo de los siglos ha cantado hazañas y gestas de guerra (la guerra de Troya, las campañas del Cid, el desembarco en Normandía, etc, etc). Sinceramente no me explico cómo puede producirse este proceso de insensibilización.