Zapatillas, no aceptéis que ella no vuelva a calzaros.
Cama, no permitas que ya no duerma en ti.
Bata, no consientas que deje de abrocharte.
Despertador, no admitas no sonar para ella.
Gafas, no toleréis que os lleven de sus ojos.
Sofá, no te resignes a que en ti no se siente.
Protestad. Rebelaos. No admitáis que os la quiten. No dejéis que la muerte se lleve lo que es vuestro.
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6 comments:
Me ha emocionado este poema. He recordado cuánto lloré al recoger las cosas de mi abuela después de que muriese. La pena que sentí al tocar su ropa y revolver en sus pertenencias. Pensé en la importancia que habrían tenido para ella, el significado de cada una por pequeña que fuese. Y recuerdo la impotencia de sentir que allí se habían quedado los pedazos de una vida y no saber cuáles habría querido llevarse.
Un abrazo.
Cloe
Así es. Cuando uno se va, debería irse también todo eso.
Un abrazo también para ti.
Es un atracadero, todas las cosas que se dejan, por el que no pasará el barco. Esta forma de rebelión me resulta novedosa en este aspecto. Siempre la había leído en asuntos amorosos. Una excelente transposición. Emocionante, como dice Cloe.
Gracias, Nán, por tu comentario o -mejor dicho- complementaria aportación.
Ramón Gómez de la Serna se sentiría orgulloso de tu llamada a la rebelión de los objetos.
Tu poema es un bello reconocimiento a la fuerza del animismo de aquellos objetos de quienes quisimos y se fueron.
Saludos
Y además, Mega, hubo un tiempo en que nosotros también éramos cosas.
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