Qué esfuerzo, Dignidad,
abrirte camino
entre torturas, desmanes, truculencias…
Qué trabajo, Dignidad,
desbrozar tanto ramaje
(y cuando lo has arrancado vuelve a brotar).
Y qué duro, Dignidad,
no atender la fatiga
ni escuchar la decepción
y con todo caminar, desconcertada, sabiendo
que ésos que ponen maleza y echan escombro a tu paso
son seres de la especie
la propia y misma especie que ve en ti
su esperanza.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment