Monday, October 06, 2008

Globos

Por la Calle Tristeza y aledaños cruza a veces
el hombre de los globos.
Y basta ver su manojo de globos para que
las calles muden de nombre:
a Calle del Sosiego
o de la Risa.

De vez en cuando el hombre de los globos
regala a quienes pasan
globos verdes
o naranjas
o rojos
o violetas...

Y de pronto sus caras se encienden
como la de un niño cuando va a la feria
(como ese niño grandullón que somos).

Con un nudo se los atan al brazo
y olvidan
(mientras tienen gas los globos)
el primitivo nombre de la calle.

(Oiga, señor, déme ese globo azul.
Sí, por favor: ¡ lo necesito tanto !)

Ojalá que al doblar aquella esquina
veamos venir al
hombre de los globos.

5 comments:

Anonymous said...

Yo quisiera, al menos, un globo para cada día. Por lo menos uno.

saiz said...

Sí, gracias, Aurora. Yo creo que un globo al día sería suficiente. E incluso menos de eso, siempre que sepamos hacer lo necesario para que no se nos desinfle.

Anonymous said...

quizás solo venga cuando le llamamos ó nos acordamos de él.

Anonymous said...

No es que el resto no lo sean, pero hay veces que te leo y sólo recorre la palabra "genialidad" mi pensamiento.
Óle.
Celia.

Anonymous said...

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