Hacemos cuentas y faltan activos.
¿Qué fue de aquel aliento que aportamos?
¿En qué fuimos gastando aquel desgaste?
¿Dónde está todo el tiempo que invertimos?
¿Qué se hizo del sudor desembolsado?
¿Cómo fue que lo aplicamos tan mal
(a negocios arriesgados,
ruinosos)?
¿Cómo es que en el “haber” ahora no hay nada?
¿Por qué no es posible cuadrar la caja
y ni siquiera cerrar
el balance?
Hacemos cuentas y faltan activos.
Pero no.
No hemos malgastado nada.
No hemos dilapidado nuestros fondos.
El capital que atesoramos es
nuestro derroche y
nuestro despilfarro.
¿Qué fue de aquel aliento que aportamos?
¿En qué fuimos gastando aquel desgaste?
¿Dónde está todo el tiempo que invertimos?
¿Qué se hizo del sudor desembolsado?
¿Cómo fue que lo aplicamos tan mal
(a negocios arriesgados,
ruinosos)?
¿Cómo es que en el “haber” ahora no hay nada?
¿Por qué no es posible cuadrar la caja
y ni siquiera cerrar
el balance?
Hacemos cuentas y faltan activos.
Pero no.
No hemos malgastado nada.
No hemos dilapidado nuestros fondos.
El capital que atesoramos es
nuestro derroche y
nuestro despilfarro.
3 comments:
Al final tenemos lo que damos.
Gracias por tu comentario. Lo que dices me recuerda una frase que leí en La Ciudad de la Alegría, de Dominique Lapierre: "Todo lo que no se da, se pierde".
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