Rebosarán algún día los venenos de la tierra
el veneno de escorpión
el de víbora
el de araña
el de cobra
el de tarántula
los venenos que unos hombres contra otros hombres hicieron
los venenos de diseño
las emponzoñadas flechas
los tóxicos fogonazos
los átomos encerrados en
las setas venenosas del invierno nuclear
tantos litros exudados por los poros del planeta
tantas dosis de veneno en esta esquina del cosmos
Se vaciarán algún día los terrícolas venenos
aunque nadie quede ya aquí
para presenciarlo
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Otros textos del autor pueden leerse en los libros "Este sol de la infancia" y "Miedo a no volar" (El importe de cada uno es en torno a 8 euros y se destina íntegramente a fines benéficos y humanitarios. Más información en las páginas www.publicacionesacuman.unlugar.com http://publicacionesacuman.blogspot.com.es
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- saiz
- Otros textos del autor pueden leerse en los libros "Este sol de la infancia" y "Miedo a no volar", publicados por editorial Acumán. El importe de cada uno es en torno a 8 euros, que se destinan íntegramente a fines benéficos y humanitarios. Puede verse más información en publicacionesacuman.blogspot.com.es
4 comments:
La mayoria de los medicamentos se elaboran gracias al veneno de estos animales. La farmacopea le debe agradecimiento a reptiles y arácnidos, además de regular el ciclo ecológico, les debemos también nuestra salud, a pesar de colgarles el cartelito de malos, cuando lo temeroso seria lo racional.
Gracias, Sandra. El problema no son, ciertamente, los venenos, sino las dosis y (sobre todo) la utilización que se da.
En el caso de los venenos artificiales (los fabricados por los humanos), su uso no es ciertamente benéfico. Actualmente disponemos de arsenales, de depósitos de veneno en forma de armas químicas como el napalm o el gas mostaza, armas nucleares, bacteriológicas como el ántrax, etc... dispuestos a ser usados.
Demasiada muerte en stock, preparada para su vaciado sobre otros humanos.
A mí me gustaría que nunca se derramase toda esa toxicidad de diseño. Y si llega a arrojarse, probablemente será la última vez que se haga, porque todos nos ahogaríamos en nuestro propio veneno. A eso se refiere el poema.
Hay cien mil agentes químicos para usos cotidianos. Solamente de unos cuantos se sabe el daño que causan cuando los liberamos en la atmósfera (por ejemplo, en la cocina y el cuarto de baño). No hay estudios de las consecuencias de su uso combinado.
Para vendernos un ambientador, o lo que sea, no les importa ponernos en riesgo.
No habrá nadie para contemplar la destricción hecha. Pero muchos sufrirán, ya están sufriendo, por el acto de la destrucción en marcha.
Gracias, Nán, por tu comentario. Sigo visitando tu interesante blog, aunque no siempre deje tarjeta de visita.
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