Wednesday, June 18, 2008

Por qué no nos viviste

Somos tus otras vidas. Tus vidas no vividas.

Lo único que buscamos es una explicación.

¿Por qué no nos viviste?

¿Por qué a nosotros no, y en cambio sí has vivido
ese existir concreto:
tu vida recorrida,
la ruta que sí hiciste?

¿En qué sentido ella nos sacaba ventaja?
¿Por qué motivo era mejor y preferible?

Dinos:
¿qué tenía ella,
qué tenía esa vida que no tuviéramos
nosotras?

7 comments:

Anonymous said...

Sin pretensiones pseudológicas, continuamente tenemos de escoger opciones, lo importante del camino es poder sentir el mar y ver el cielo con la mirada límpia. Y darnos un tiempo de silencio para escuchar nuestras necesidades.

saiz said...

Así es. El poema sólo pretendía preguntar si, en caso de que las opciones no elegidas pudieran pedirnos cuentas, seríamos capaces de darles una explicación convincente.

Yo creo que no siempre; no en todos los casos.

Lo del tiempo de silencio a que aludes, supongo que es la única manera de elegir (bien o mal), pero hacerlo por nosotros mismos: y no por la inercia y la prisa. Aunque, por desgracia, cada vez nos concedemos menos tiempo y menos silencio.

Anonymous said...

En meditación el camino entre el espacio físico y nuestro espacio interno requiere un tiempo, guardado en silencio. Este estado contemplativo nos proporciona concentración, fortaleza, serenidad y respuestas, que en la vida cotidiana multiocupada no podemos atender. Aunque esta comunicación interior no la practicamos en occidente, el stress parece ya una enfermedad habitual.

saiz said...

Gracias, Sandra. Me gustaría conocer esa vivencia de contemplación a que aludes. Yo lo único que sé es usar, para la introspección, los minutos que encuentro esparcidos.

Anonymous said...

Es facil. A menudo hemos hecho del silencio algo extraño, raro ó incluso sectario, pero es natural y sencillo, inherente al ser humano.

En el libro "El arte de la felicidad" el Dalai Lama dice que el propósito de nuestra existencia es la búsqueda de la felicidad. Palabra extraña, de dificil definición. En un plano practico, la felicidad como estado mental requiere ejercicios de control y vigilancia de nuestros pensamientos, la contemplación supone la preparación previa al pensamiento y acto, supone una reflexión, un caudal de energía psiquica necesaria para profundizar en los diversos niveles del ser y pensamiento. El ejercicio contemplativo nos aparta del trabajo intelectual primario y nos lleva a la verdadera comprensión mental, espiritual ó emocional.
Por eso se enseña a los niños piensa antes de hablar, y reflexiona antes de actuar.

Hemos hecho de lo sencillo algo dificil. Tenemos miedo a insertarnos en nuestro yo interno. Por ejemplo, una pregunta: si abandonasemos este mundo hoy ¿cuanto amor nos llevariamos?

Esta sencilla cuestión nos relativiza muchas vivencias. Nos damos cuenta de la ofuscación tan grande que nos llevamos por pequeñas cosas, de las dosis de egoismo en nuestros actos, y de como hemos priorizado cuestiones secundarias. Paradójicamente, es lo único que nos llevamos al otro mundo, lo unico perenne en nuestras almas, nuestra capacidad de amar.

saiz said...

Yo creo que ser feliz es creerse feliz. Es la sensación de saberse en el camino correcto.

También podría definirse como ausencia de miedo, rencor y envidia. Quien no alberga temor ni odio en su corazón, es una persona feliz.

Anonymous said...

La felicidad es un término indefinido.

Para la economia, es bienestar, grado de satisfacción de necesidades básicas.

En psicologia es un sentimiento, estado de ánimo afecto a una idea positiva, que se puede programar. es decir, es una opción.

Todos sentimos emociones positivas y negativas, pero la prioridad que le damos a unas y a otras varia según nuestra escala de valores.
Recuerdo la peli el Rey Pescador de Spencer Tracy, donde se encuentran un hombre "pobre" y un niño "rico". el niño le dice al pescador que su padre no le dejó ningún legado, y el le responde: que no me dejó nada¡¡¡. Me dió mis manos, mis ojos, esta gondolina, me enseñó a pescar. Al final logra reconducir un esquema negativo en positivo, con esa dulce paciencia que da el amor y la comprensión.