Cuando llegue la gran implosión
todo lo separado volverá a estar unido
la sangre de los que sangraron y de los que hicieron sangrar
los huesos de los torturados y de los torturadores
las pieles de los cazadores y de los cazados
las células de los verdugos y de las víctimas
los átomos de lo vivo y de lo inerte
Toda la materia se abrazará junta
se fundirá sin límite fragmento ni contraste
se plegará entera en su pequeño estuche
por siempre recogida al fin reconciliada
en aquella cajita de la que salió todo
Cuando llegue la gran implosión
cuando sobrevenga el des-“big bang”
el supremo estallido al revés
el mundo (el no-mundo) será al fin perfecto
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2 comments:
De momento, volvemos a la materia (a otra materia). Por eso, a veces, mirando la capa musgosa de un árbol, pienso si no estárá ahí una millonésima de micra del fósforo de los huesos de quien fue persona. Ahora, ya, sin afinidades por el bien o por el mal.
Es muy probable que sea así. Que en los troncos de los árboles, o en la hierba que crece, o incluso en el polvo, la tierra, el viento... haya fragmentos, ínfimos trozos o trazas, de quienes alguna vez estuvieron vivos.
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