Pureza incipiente de los niños.
Pureza animal de los no humanos.
Pureza verdecida de las plantas.
Pureza inanimada, pureza inatacable de las cosas.
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Otros textos del autor pueden leerse en los libros "Este sol de la infancia" y "Miedo a no volar" (El importe de cada uno es en torno a 8 euros y se destina íntegramente a fines benéficos y humanitarios. Más información en las páginas www.publicacionesacuman.unlugar.com http://publicacionesacuman.blogspot.com.es
4 comments:
Para mí, las cosas envejecen tanto como la vida.
¿Acaso los objetos no se vuelven viejos?
Así es, Mega. El poema quería aludir a la pureza de quienes no tienen capacidad para el mal: los niños, los animales, las plantas, las cosas. Su comportamiento a veces puede ser dañino (pues los animales, plantas y objetos materiales también pueden hacer daño: animales que atacan para defenderse, espinas de cactus que se clavan, huracanes y terremotos que devastan...), pero, al no tener conciencia y autodeterminación, no son capaces de maldad. Pueden ser dañinos, pero no malignos.
Quería poner de manifiesto el contraste entre esa "pureza" y la humana capacidad para la maldad, para la "impureza".
Es verdad que la "pureza" de quienes no tienen conciencia ni voluntad carece de mérito o valor. Pero no deja de llamarme la atención.
Veo las fotos recientes de Marte. Un planeta desolado donde sólo hay cielo y rocas. De acuerdo: es muy poco lo que hay. Pero ¿acaso no cuenta lo que no hay? No hay cárceles, no hay campos de exterminio, no hay misiles, no hay arsenales nucleares, no hay torturas, no hay Gulágs ni Guantánamos... No hay impureza, no hay maldad.
Toda la razón. Y, además, hay belleza a raudales en esos desiertos marciales (con perdón por el ripio).
;-P
Así es, Mega. Es paradójica la belleza del desierto, esa insondable atracción que producen los mundos desolados. Se habla del "horror vacui": miedo al vacío. Pero también hay una especie de "amor vacui", un extraño deleite en la visión de la nada.
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