Como ese globo de gas que el cielo engulló
o aquel balón que se tragó la alcantarilla,
así se fue perdiendo todo cuanto amábamos
por las rendijas y desagües de la vida.
Y sólo después de perdido,
sólo tras ya no tenerlo,
lo apreciamos.
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5 comments:
Suele pasar: cuando perdemos algo, nos damos cuenta de lo importante que era para nosotros.
Besos.
Hay personas que juegan con fuego; no saben lo importante que es lo que tienen y que, si no lo cuidan, van a perderlo. No se dan cuenta que, cuando llegue ese momento, añorarán cuanto tenían. Pero será demasiado tarde.
Llevas razón en todo lo que dices, Cloe. A menudo sólo somos conscientes del tamaño de las cosas (y de las personas) cuando comprobamos el hueco que deja su ausencia. O sea, demasiado tarde.
Bueno, eso pasa cuando perdemos lo que no creíamos apreciar por primera vez. Yo creo que ya luego, cuando nos hemos vuelto más resabiados, somos más conscientes del valor de las cosas, ¿no os parece?
Pero nunca somos del todo conscientes. Es preciso que se corte el suministro eléctrico para darnos cuenta de su valor. Es necesario que deje de salir agua del grifo (al menos una vez) para comprender mínimamente su importancia. Y eso mismo pasa con lo demás, ya sean personas, cosas o sentimientos.
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