Hace falta estar locos para no darnos cuenta
de lo torpes que somos,
de lo ciegos que estamos.
Hace falta estar locos para no darnos cuenta
de que no conocemos
los porqués esenciales.
Hace falta estar locos para no darnos cuenta
de que continuamente tenemos
que fingir
(simular
que entendemos las causas y los fines,
aparentar
que obramos sabiendo lo que hacemos...).
Es preciso estar locos para
no descolgarnos,
medianamente locos para
no desprendernos,
razonablemente locos para
no sucumbir.
Hace falta estar locos para no darnos cuenta
de que si aguantamos es
gracias a esta
locura.
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7 comments:
Salvo los locos.
Hola, Nán, me alegra mucho verte por aquí, de nuevo. Aunque a lo mejor vienes más veces y no dejas comentario. Y sí, creo que comprendo lo que quieres decir: un exceso de cordura -o sea, la razón absoluta, la lógica llevada a su máximo extremo- es, en realidad, una clase de demencia.
Que lindas palabras Isidro.
Me sugiere una anécdota de la licenciatura de gaudí, donde el rectorado le dijo que no sabían si estaban dando el título a un genio ó a un loco. Trabajó siempre a contracorriente, y hoy es la admiración de todo visitante.
Gracias por tu comentario. Aquí, a continuación, se haría necesario precisar (o al menos intentarlo) qué entendemos por locura y por cordura. Yo, al hilo de esto, recuerdo una canción de Serrat que dice algo así como "De cuando estuve loco todavía conservo un par de gramos de locura en rama, por si atacaran con su razón los cuerdos".
En mi no hace falta, desde que llegue a la adolescencia enloqueci por el amor y sigo loca. Saludos.
Gracias, Poetiza. Otro que vino a decir que, en ocasiones, locura es cordura, es Antonio Machado:
Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro ni venda ni ventura
que espera del amor prenda segura
porque, EN AMOR, LOCURA ES LO SENSATO.
(Las mayúsculas son, obviamente, mías).
hace falta estar locos para no darnos cuenta de lo locos que estamos.
andy.
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