Bebí del agua que nunca iba a beber.
Crucé las líneas que no traspasaría.
He sido aquello que antes abominé.
Poco a poco he abjurado de lo que idolatraba.
Me he convertido a fes que anteayer perseguí.
(Caí de tantos caballos…)
Sólidas convicciones más tarde fueron líquidas.
(Quizá era gente que aguardaba su turno.
Quizá esperaban que los fueras tú llamando.)
-Di, vientotiempo:
¿qué más harás de mí
en tu remolino?
¿En qué otros estaré?; ¿todavía en quiénes más?
Di, tiempoviento:
¿en qué desconocidos proyectas convertirme?,
¿cuántos otros yo-mismos me tienes preparados?
3 comments:
Nunca se debe decir, de este agua no beberé.
Te haces esperar, pero la espera siempre vale la pena.
Un placer leerte. Gracias.
Gracias a ti, Pilye, como siempre, por tu lectura y comentario.
Las vueltas dan mucha vida.
Post a Comment