Compadécete, Caos, de nosotros.
Muéstrate del color de los hombres.
Vuélvete, rey del mundo, simple y blando.
Ten compasión, dios Caos, de nosotros
-los que te sentimos,
a los que nos dueles-.
No te burles de nuestra absurda lógica,
de esta tosca apetencia de orden,
de nuestra ciega búsqueda,
de nuestro temblor torpe,
de nuestro andar a tientas,
de nuestra sed de luz.
Apiádate, Caos, de nosotros.
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