Tanto como de músculos y huesos estamos hechos
de mutilaciones,
de fracturas,
de heridas mal curadas.
Todo cuanto tenemos está en riesgo.
Cualquier fragmento nuestro es amputable.
(¿Quién no exhibe
o mantiene escondida
su vieja colección de cicatrices?)
No sólo de sangre y carne: también nos componemos
de hendiduras. También estamos hechos
de fragilidad.
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