Menos mal que las olas no tienen sistema nervioso.
De otro modo, les dolería al romper contra las rocas.
Menos mal que el suelo no es sensible.
Si no, le herirían nuestros pasos.
Menos mal que los árboles no tienen cerebro.
De otra forma, ¡sufrirían tanto al ser talados y al serles arrancados los frutos de sus ramas…! Les resultaría una tortura insoportable.
Es una sabia carencia ésta de los inertes, de las plantas, los hongos, las bacterias, las algas.
Gracias a la Insensibilidad, hay un enorme ahorro de sufrimiento.
Por medio de la Inconsciencia se evitan océanos de lágrimas inútiles, inmensos despilfarros de dolor.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment