Prepárate a asumir
que detesten lo que amas,
que amen lo que detestas,
que despachen con un ¡ bah ! el esfuerzo de tu vida.
Prepárate. Va a ocurrir y has de estar
preparado.
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Otros textos del autor pueden leerse en los libros "Este sol de la infancia" y "Miedo a no volar" (El importe de cada uno es en torno a 8 euros y se destina íntegramente a fines benéficos y humanitarios. Más información en las páginas www.publicacionesacuman.unlugar.com http://publicacionesacuman.blogspot.com.es
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- Otros textos del autor pueden leerse en los libros "Este sol de la infancia" y "Miedo a no volar", publicados por editorial Acumán. El importe de cada uno es en torno a 8 euros, que se destinan íntegramente a fines benéficos y humanitarios. Puede verse más información en publicacionesacuman.blogspot.com.es
4 comments:
Por mucho que uno crea que se ha preparado para algo así, jamás lo estará.
Cloe
En eso llevas razón. Seguramente lo que sucede es que, cuando algo nos interesa o atrae hasta el punto de apasionarnos, nos cuesta mucho trabajo entender que a otras personas eso mismo pueda resultarles indiferente. Pero ocurre.
Tienes mucha razón. Una vez juzgué sin entender lo que otros me decían sobre lo que les apasionaba y, más tarde, aquello que tan raro me parecía, me apasionó a mí.
Cloe
Eso también es curioso. Me refiero, como apuntas, a la posibilidad de cambiar: a nuestra mutabilidad.
Estoy seguro de que a todos nos ha ocurrido eso que cuentas: ¿Quién no detestó alguna vez lo que ahora ama? ¿Quien no creyó en algo de lo que después ha abjurado?
Lo que somos hoy y lo que fuimos hace diez o veinte años, posiblemente no se parecen en mucho. Seguimos teniendo el mismo DNI e idéntico ADN, pero poco más...
Y ¿cómo seremos, qué pensaremos, en qué creeremos... dentro de veinte años (si vivimos)? Tal vez aquello que ahora amamos y defendemos, entonces nos parecerá aborrecible. O a la inversa.
Quizá en lo único que no deberíamos cambiar es en ser fieles a nuestros sentimientos, en esforzarnos por defender y creer aquello que en cada momento percibimos en nuestro interior.
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