¿Por qué nos haces creer
en la lógica,
en el orden,
y más tarde nos embistes
con dentelladas de absurdo?
¿Por qué insuflas ese pálpito
de justicia,
de equilibrio,
y luego hieres el mundo
con tus garras arbitrarias?
¿Por qué nos haces proclives
al amor,
a la esperanza,
y después nos vapuleas
con tus puños siderales?
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2 comments:
Te veo enzarzado con el Ser Supremo. Te advierto que su sosias literario se gasta malas pulgas.
Por suerte para ti, te las estás viendo con el caos, un caos elegante y bellísimo poco dado a entendernos.
A pesar de lo dicho, me uno a ti en un dueto de poco esperanzados.
¿Por qué?
¿Y quién no habla con el caos? ¿Crees tú, Nán, que alguien no habla con el caos? En voz baja o en voz alta, pero ¿quién no habla con él?
Sin embargo, al caos sólo le gustan los hechos, por eso nunca responde a nuestras dudas y de ningún modo explica sus motivos.
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