Callé cuando debí hablar
(en boca cerrada no entran moscas
me habían dicho)
hablé cuando debí callar
(quien calla otorga
me advirtieron también)
y las dos veces metí la lengua
o sea la pata
aunque convendréis conmigo
en que es fácil perderse
dentro de un manual
tan contradictorio.
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